GRAN TRAIL
ANETO POSETS ALGO QUE HAY QUE VIVIRLO PARA ENTENDERLO
Otra vez tendrá
que ser, y que la suerte nos acompañe. LA Gran Trail no escosa de uno solo,
cualquier eslabón de la cadena de tu logística puede fallar por muy seguro que
pueda estar uno de si mismo. Algo puede fallar y llevarte a tener que
abandonar.
Enhorabuena
a todos esos corredores que consiguieron acabar esos 105km envidiables. Muchos
disfrutaron placenteramente de los recorridos, otros de su triunfo, otros
sufrieron y acabaron, otros seguro que acabaron al límite. Muchos otros como un
servidor, lo dejaron a medias, bien por fatiga, por lesión, por cabeza o por
cualquier otra razón. ¿Acertaron o no? Se arrepintieron de no seguir?, quizás.
La verdad es que muchas veces le das 1000 vueltas a la cabeza pensando en lo
que ha podido pasar. Pero lo que está claro es que lo pasado, pasado está y
no hay que mirar atrás si no es para aprender de tus errores. En mi caso, yo
estaba muy ilusionado en poder acabar la vuelta completa, pues el año pasado
tuve que dejarlo por la misma razón que este año.
Después de pasar toda la
noche disfrutando de la vuelta al Aneto con muy buenas sensaciones y disfrutando
de esa magnífica oscuridad, compartiéndola con muchos otros corredores que ni
siquiera les veías el rostro. Disfrutando y viviendo esa larguísima línea de
luces las cuales seguías y te seguían a lo largo de kilómetros indicando el
inconfundible camino. También vives el momento de poder contemplar ese maravilloso amanecer que
tiene estar en altura y que nos deja disfrutar de esas siluetas de tan grandes
montañas que tiene este macizo. Sus
lagos, únicos y grandes que le da un color especial a la zona. No nos
cansaríamos de describir el paisaje y el camino, pero allí queda la cosa. Nadie
mejor que los que lo habéis vivido lo vais a describir mejor que la imagen que tenéis
en vuestras cabezas.
Después de
esa gran ilusión de seguir adelante zancada a zancada, empecé a aflojar
considerablemente a consecuencia de un dolor que se producía en mi talón, Cada
vez que lo apoyaba o descargaba todo mi peso sobre una roca. Uf, me dije. Ya
estamos como el año pasado. En llano y hacia arriba, aun cansado me defendía.
Pero a la hora de la bajada, era imposible apoyar el talón por lo que tenía que
poner todo el peso sobre mis dedos, bajando casi de puntillas y haciéndome
bajar muy lento.
Mis
sensaciones habían cambiado, intentaba
disimular mis molestias entreteniéndome de la belleza que me ofrecía el paisaje.
De esta manera estuve muy entretenido, pues la carrera ya no me interesaba y lo
intentaba llevar de otra manera, desconectando de todo lo secundario que no
fuera llegar a Benasque.
Después de
12 horas desde que salimos del Pueblo, tras recorrer casi 60km y casi 4000m de
subida acumulada, aun tenía muchas ganas de seguir para adelante haciendo los
50km que me quedaban con la vuelta al Poset. Quería quitarme las zapatillas y
los calcetines y cambiarlos, quería darles vaselina a mis pies para evitar roces, quería
darme una gran ducha en el polideportivo, quería comer y recuperarme lo antes
posible. Descanse un buen rato. Todo esto lo hice como si no me pasara nada. Volví
otra vez ilusionado a la carrera como si no me pasara nada. Al dar mis primeros
pasos volví a la realidad y vi como esos pinchazos en mis talones no habían
desaparecido y las molestias continuaban. Estaba claro, aquí decidí
definitivamente acabar la vuelta. Pensé en que no valía la pena convertir ese
gran día que había pasado, en algo que podía ser irreparable en una temporada.
No quería convertir esta dolencia, que ahora tan siquiera la noto, en una lesión
que me hiciera estar parado una temporada. Y es que también mi espalda se
empezaba a quejar al pisar mar durante un largo periodo de tiempo.
No me
arrepiento en lo mas mínimo el tener que haber abandonado, pienso que hice
bien. Pues al día siguiente estaba disfrutando de los barrancos con David y
disfrutando los demás días de la escalada en las paredes de Rapun al lado de
Sabiñanigo. Hay muchos años, y está claro que para el próximo año lo volveré a
intentar si mi cuerpo me lo permite, pues al final es él, el que manda. Está
claro y cada vez me voy dando más cuenta con la edad que al cuerpo hay que
cuidarlo y darle lo que pide, no machacarlo. Otros le darán más, yo lo
justo que es lo que mantiene el
equilibrio entre la paz, el disfrute y el esfuerzo. Después de todos estos años
dándome lecciones la vida he aprendido a cuidarme haciendo lo que puedo,
comiendo lo que quiero y sacando mis propias conclusiones con las cuales no
pretendo convencer a nadie.
Mi ilusión
es segur disfrutando todos estos años mientras pueda, haciendo lo que más me
gusta hacer. (DE TODO UN POCO).
fotos Ramón 2
fotos Ramon Maraton