Su nombre bien lo indica esta modalidad deportiva consiste en correr por la montaña. Algo tan simple y natural como es correr se convierte en una experiencia alucinante cuando se practica por la montaña y puede ser uno de los deportes en la naturaleza más al alcance de la mano. Correr por montaña supone un nuevo escalón, un nuevo intento de superación humana, convertido en una auténtica especialidad que requiere unas técnicas específicas y un control mental que sólo da la experiencia.
En principio se trata de algo tan simple como hacer en dos horas un recorrido que andando se hace en seis por ejemplo. Pero cada sendero, cada montaña tiene su particularidad. El desnivel de las subidas apenas deja correr, nos impone un mayor esfuerzo muscular, la zancada se acorta enormemente y el avance es mínimo. En las alturas el oxígeno es menor y cada bocado de aire se hace más difícil. Las bajadas pueden hacerte rodar si no controlas tus apoyos.
El terreno es uno de los aspectos más importantes y decisivos al correr. Es importante adaptarse a un suelo irregular, a correr o deslizarse por nieve o barro, a saltar sobre piedras e incluso treparlas y a buscar los mejores apoyos en las bajadas. Es por ello que la elección del calzado tiene una gran importancia, las zapatillas de “trail“ son zapatillas más reforzadas puesto que sufren continuos roces con elementos del terreno. Su suela tiene un mayor agarre por lo que es más rugosa y la estabilidad que proporcionan también juega un papel vital para evitar lesiones y proporcionar un mejor apoyo.
Por lo que hace referencia al material textil con el que afrontar las montañas, este es una mezcla del usado en atletismo y en montañismo. En verano hay que utilizar tejidos ligeros que ayuden a expulsar el sudor, siempre complementados con una crema protectora solar y gafas de sol, siendo aconsejable también el utilizar algún tipo de protector para la cabeza del tipo “buff“ o simplemente una gorra. Las mallas, camiseta y calcetines compuestos de material térmico acompañaran a los guantes y gorros. También es aconsejable que el calzado este compuesto de alguna membrana tipo “gore tex“que nos evitara enfriamientos y humedades no demasiado aconsejables para esa época del año en las extremidades inferiores. Es conveniente conocer los itinerarios, pues corriendo es más fácil despistarse en montaña, y estudiar si es conveniente llevar algo de líquido y alimento. Asimismo es importante un control mental y conocimiento de nuestro estado físico para no desfondarse enseguida. Regular en las subidas o en las bajadas y calcular el tiempo que estaremos corriendo nos puede salvar de una "pájara" o de pasar un mal rato. En España ya se vienen organizando carreras con regularidad desde hace algo más de una década y el primer maratón de montaña español fue en 1995. En el resto del mundo hay muchas y muy importantes pruebas con miles de participantes con desniveles y distancias que sorprenderían a cualquiera. Si estamos acostumbrados a correr no es necesario seguir un plan específico para iniciarse en este deporte, y si no lo estamos realizaremos una actividad más cercana al senderismo, simplemente calzarse unas zapatillas y salir a correr por los caminos de montaña que antes hacíamos andando. En los tramos más empinados echaremos a andar y poco a poco iremos conquistando todo lo que nos propongamos.
Cuando nos preguntamos por qué esta “fiebre” de salir a correr por las montaña, nos damos cuenta que “No sólo de adrenalina vive el hombre”. A veces es mejor pararnos simplemente a descansar y coger fuerzas. Estos días que ha comenzado el buen tiempo y que muchos iremos a la montaña, es un buen momento para aprovechar todas las oportunidades que la Naturaleza nos brinda para disfrutar de ella y con ella.
La respiración: el aire puro de las montañas está cargado de iones negativos que son precisamente los saludables, a diferencia de la contaminada atmósfera de la ciudad en la que abundan los iones positivos. Por eso uno se siente tan refrescado y vigorizado tras pasar un día en la montaña, aun después de un ejercicio intenso. Lo mejor es realizar respiraciones profundas para que todo el sistema respiratorio se beneficie de este aire tan purificado. La desconexión: el simple hecho de estar lejos de nuestro entorno habitual y posiblemente estresante ya es una buena forma de evasión. Hay que aprovechar para olvidar la rutina y cargar las pilas en contacto con la Naturaleza. La contemplación: es un buen momento para re-descubrir la belleza y la magia de los parajes donde estéis. Dedicar unos minutos a deleitaros con la visión de la nieve, los árboles, las aves, las nubes, las flores, … y a escuchar simplemente los sonidos de la Naturaleza.
En esta época en que científicos y políticos nos auguran un sombrío futuro medioambiental con el cambio climático, es buen momento para inspirarnos, contemplar la Naturaleza con ojos de niño, agradecerle todo lo que hace por nosotros y pedir para que se conserve así o mejor para las generaciones futuras.
Es, en estos momentos, en los que estamos empezando a mirar a otras zonas que van mas allá de la pista, del polígono o la vuelta al pueblo, empezamos a fijarnos en ese camino que zigzaguea entre pinos, en esa senda que parece perderse tras aquella colina, en ese prado que va paralelo al rio, por donde parece no pasar nadie, y que nuestro compañero dice que si vamos por ahí estaremos haciendo TRAIL.
Cinco letras, TRAIL, engloban un concepto amplio y sólo definible a través de su contario. En una de sus primeras acepciones en el diccionario de lengua inglesa, trail significa huella; huella que solo puede quedar impresa en la tierra y no en el asfalto. Trail es un sustantivo polisémico y, como tal, posee otros sentidos: es rastro y también camino de tierra.
La tierra en cualquiera de sus versiones como soporte de nuestra actividad, como elemento diferencial: tierra de entorno rural; de baja, media o alta montaña; de caminos balizados, de senderos en desuso, pistas forestales, canchales, bloques y roquedos.
Trail, estas cinco letras, está cerca y lejos: este condensado de significados y connotaciones, omnipresente en el día a día, en la calle, se manifiesta constantemente, bautizando algún modelo de automóvil, una clase de motocicletas, de bicicletas de camino, que no de montaña, y un largo etcétera de productos deportivos que sugieren el lado natural y moderadamente activo de la existencia.
Trail condensa en su sonoridad breve, en su estructura monosilábica, las comunidades de corredores que buscan, fuera del asfalto, un sentido a su actividad deportiva. Trail recoge, como sus tres consonantes (t, r ,l) sugieren, los denominadores comunes: tierra, transitar y ligereza. A partir de aquí, por favor, que cada cual los use a su manera, con imaginación, creatividad y respeto.
Y las carreras, las competiciones recogen perfectamente esta esencia, esta filosofía que engancha a todo aquel que la prueba, donde lo importante no es “calentar bien para salir deprisa”, ni colocarte el primero en la salida, sino charlar con los compañeros, algunos que no ves desde la última locura por aquella senda perdida y lloviendo, donde compartes con ellos la el espíritu de superación de cada uno. ¿Qué importancia tendrían los ganadores si no existiésemos nosotros que emplearemos muchísimo más tiempo que ellos?
El momento más emotivo en muchas de estas carreras es el mismo: la llegada del último participante a meta. No porque esté sufriendo, sino porque vemos en él y nos irradia una mirada de satisfacción y felicidad por haber llegado a meta, por haber completado el reto propuesto, esa mirada que a todos nos gustaría tener en las carreras y en la vida.
A los efectos del presente trabajo, a pesar de que con posterioridad haremos algunas referencias a otras modalidades, nos vamos a centrar en las carreras por montaña, como modalidad y actividad participativa y competitiva, haciendo ligeras referencias a lo que verdaderamente nos gusta salir a caminar-correr (CACO) por la naturaleza, por los caminos, por las sendas, etc.
Y LO MAS IMPORTANTE DE TODO, SI SALES A CORRER POR LA MONTAÑA DISFRUTA DE ELLA.