lunes, febrero 25, 2008

De Asterdan a Sabiñánigo

El serrablés Samuel Sánchez ha cubierto otro de sus periplos ciclistas. Tiene en su currículum haber hecho el Camino de Santiago siete veces en bicicleta desde Sabiñánigo y hasta Santiago de Compostela, ha estado en Roma, se ha cruzado España de norte a sur y de este a oeste varias veces, ha recorrido España por la costa y hasta Portugal, ha hecho el trazado de la transpirenaica en varias ocasiones, ha estado en Noruega y en Dinamarca.

SABIÑANIGO.
- Me falta salir un poco de España, y quien sabe...”, dice, su viaje fue en e 2006 para cubrir en bicicleta los kilómetros que separan Amsterdam de Sabiñánigo, un total de 1.960 kilómetros. “Viajar en bicicleta es un vicio y yo noto que cada vez me hace más falta, es como si pasaras un examen, y éste lo he pasado. Ir desde Amsterdam a Sabiñánigo ha sido una delicia”.El 18 de abril, Samuel salía en avión desde Barcelona dirección Amsterdam y viajaba con su bicicleta, el hornillo de gas y una pequeña mochila de equipaje con la tienda de campaña. “Me pasé de peso unos 40 kilos, pero así llegué hasta el primer objetivo. Al llegar a Amsterdam, ese día no tenía reserva de hotel y dormí de malas maneras y al día siguiente monté la bici y salí a la autovía para llegar hasta la ciudad. Cuando viajas así, agudizas los sentidos”.Al llegar a Amsterdam, Samuel se dedicó el primer día de viaje a hacer turismo por la ciudad y empezó el recorrido. “El segundo día viajé desde Amsterdam hasta Zierk­zee, en total 176 kilómetros y 12 horas de pedaleo. Para cubrir esta etapa, tuve que pasar dos canales con transbordadores, porque, si no, tenía que ir por autopista y eso no podía ser”. Aquí durmió en un hostal y al día siguiente continuó hasta Dunkerque. “Salí de Holanda, crucé Bélgica, fui a Brujas, que es una ciudad preciosa, y ya llegué a Francia. En total fueron 183 kilómetros en 12 horas, todo llano y con mucho carril bici. Aquí dormí en un cámping y pude comer macarrones, porque la pasta para los ciclistas es como la gasolina”.El cuarto día de viaje cubrió 224 kilómetros que le llevaron hasta Le Treport. Solía desayunar café con algo de bollería que compraba por el camino y, a la hora de comer, paraba a tomar un bocadillo “o fruta que compraba en un supermercado y en la cena siempre solía comer pasta”. En este recorrido, empezaron a llegar los desniveles con casi 1.000 metros de subida. “Se notaba mucho el aire, porque era la costa francesa de la zona de Normandía y aquí se nota”.Desde Le Treport, viajó a Dozule, “un pueblo fuera de la costa, y tuve que dormir en un hotel porque llovía mucho. Este día fue muy duro, hice 211 kilómetros con 1.720 metros de subida, pero se aguantó bien porque ya estaba un poco más rodado que los primeros días”. La etapa del día siguiente le condujo hasta Vitre (cerca de Rennes), en un día lluvioso que le obligó a pedalear mucho más despacio de lo habitual y a lo que se sumaron desniveles de 2.170 metros. “El día lo acababa bien, pero hubo dos jornadas en las que me pinchaban las piernas y era por haberlas forzado más”. Aquí tuvo un pequeño percance, se le abrió la cubierta de una de las ruedas y tuvo que buscar un taller para arreglarla, pero fue fácil y pronto estuvo de nuevo en la carretera.El séptimo día del recorrido llegó hasta Laroche tras 200 kilómetros de pedaleo y mil metros de subida. “Dormí en un hotel de carretera y pude hacer un poco de turismo, todo aquello es una zona preciosa y disfruté mucho. Al día siguiente, entré en las Landas francesas y tuve que coger un trasbordador para cruzar un canal del río Garona que nace en el Aneto. Estos son unos parajes muy curiosos, como si no hubiese civilización”.Desde Le Verdon, recorrió 188 kilómetros hasta llegar a Mimizan, “y me quedé en un cámping con un lago precioso, salió una buena tarde y pude secar todo”.Poco a poco, se iba completando el recorrido que Samuel Sánchez se había marcado en esta aventura. Entró en España por Irún, “hice toda la costa, Bayona, Hendaya y, cuando llegué a la frontera, ya llevaba 140 kilómetros. Aquí me comí un bocadillo de jamón y me sentó de maravilla, lo estaba deseando. Esta noche, la pasé en Pamplona en casa de un amigo y comí comida española, cosa que agradecí mucho”.Ya estaba prácticamente llegando a casa, tan sólo le separaban unos kilómetros hasta Sabiñánigo. “Salí temprano de Pamplona y, al llegar a Yesa, partí el cuadro de la bicicleta, pedí un alambre y un alicate y lo arreglé como pude, subí con cuidado las cuestas y llegué a Sabiñánigo a las cinco de la tarde, con mucha tranquilidad”.En este nuevo reto, Samuel Sánchez ha cumplido sus objetivos y sus expectativas. Está contento, “porque ha salido todo bien, reconozco que he tenido suerte, y ya pienso en el siguiente objetivo”.Ahora se prepara para acudir a las carreras de montaña del Campeonato de España y también en el de Aragón, pero Samuel Sánchez no necesita un motivo para salir a la montaña, a pie o en bicicleta. Muchas tardes, cuando sale de trabajar, sube al monte de Santa Orosia o va al Collarada, o al Oturia, para él la ascensión a estos montes una tarde cualquiera es algo normal, y disfruta, se le nota que esté a gusto. Seguro que este verano nos sorprende con otra aventura. Diario del Alto Aragón.

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