Este domingo día 15 de diciembre a primera hora de la mañana, salgo de casa con gran cantidad de dudas de adonde puedo ir a pasar la mañana. Cargo el Coche con los skys de fondo, con los de travesía, con la bici de montana, con las zapatillas de correr y tras echarme un café, me pongo en marcha por las calles heladas del pueblo. El monte esta impresionante tras la gran nevada del sábado. Tras no tener nada claro, se me pasa por la cabeza el subir a Sta Orosia corriendo sin los skys, La montaña aparece con una niebla muy espesa pero me da igual. Voy hasta Yebra de Basa para subir por el camino de las ermitas. Al principio 10 cm de nieve y empezamos a subir, conforme se va ganando altura hay mas nieve, hasta en el alto de Sta Orosia que llega poco mas debajo de la rodilla. El paisaje es espectacular sin ninguna huella y haciendo un enorme esfuerzo para levantar las rodillas y seguir corriendo. Se pone la niebla y junto a las bajas temperaturas siento como en mi camiseta se crea una fina capa de hielo, en lo único que pienso es en no hacerme mal, pues una caída o una torcida podría complicar enormemente la situación. La gran cascada aparece entre las tinieblas mostrando sus afilados dientes convertidos en estalactitas de hielo que cuelgan por su pared. El paso por debajo de la cascada esta muy peligrosa, pues hay que ponerse muy pegado a la pared del fondo de la cueva pues todo el resto del suelo esta helado y un resbalón nos conduciría al gran cortado que tiene este paso. (Si subís en invierno y se ve este paso chungo, no arriesguéis). Sigo corriendo pasando por todas las capillas y por fin llego al puerto, el viento pega fuerte, con la niebla no se ve a 10m. La idea era bajar por el camino de San Román, pero tras la situación prefiero no arriesgar, en estas condiciones buscar el sendero de bajada con tanta nieve, niebla y donde todas las referencias han desaparecido. Por ello decido bajar por el mismo lugar de bajada. La sensación de cansancio a desaparecido y el descenso se hace cómodo y divertido por la nieve polvo que no pesa, pudiéndola arrastrar cómodamente, además amortigua considerablemente la pisada sobre la gran cantidad de piedras que hay debajo del blanco manto. Pasamos de nuevo por la cascada y volvemos a prestar gran atención en su paso. Quitados ya todos los temores de frío, niebla, hielo, etc. Nos dejamos llevar a toda marcha hasta Yebra, donde tenemos el coche. La experiencia ha sido positiva y divertida, seguiremos probando mientras podamos hacer este tipo de entreno, en el que se trabaja muy distintamente las subidas, donde tenemos que levantar considerablemente nuestros cuadrices.
2 comentarios:
Y note podias haber quedado en casa como el resto del personal o tomar un vermout en el puente sardas que te vi cuando pasabas por delante del bar Mi Casa
Pues me podrias haber llamado, hubieramos echado juntos el cafe, nos hubieramos subido al puerto y luego iriamos al medio día al Vermout.
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